domingo, 23 de agosto de 2015

Por la Chita! Gran ejemplo del eufemismo chileno que nos lleva a disfrazar una palabrota con una palabra parecida. Cuando decimos "por la chita" estamos evitando decir "¡por la chucha!". Otros ejemplos de esta hipocresía linguística son "chuata" o "chuta" en vez de "chucha" (en Chile, "chucha" es una exclamación de sorpresa equivalente a "caramba" que resulta ser soez porque también significa vagina), "miércale" en vez de "mierda" y muchas más que dejamos como ejercicio al lector.
Es parte del florido lenguaje nacional y latinoamericano no siempre decir las cosas por su nombre y por miedo a ofender, terminamos creando desvíos linguísticos como este. El personaje amigo de Tarzán surge como alternativa por su popularidad desde mediados del siglo XX. El nombre entró de tal forma en la cultura nacional que incluso hay o hubo un famoso sitio de recreo al sur de Santiago denominado "Chitaquelindo". Hoy desaparecido para dar paso al casino Monticello donde Arturo Vidal se hizo mierda chupando con las llaves del Ferrari en el bolsillo, pero esa es chicha de otro chuico.

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